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ficciones

Un cuento, una historia, una pregunta


Silencio blanco

Otro día más en el que Lara se despierta, otro día más en que su familia no le habla. Leé la historia de una chica que no puede comprender por qué su familia se comporta en forma tan extraña.

Por: Tiziana Esquivel

Otro día más en el que Lara se despierta, otro día más en que su familia no le habla. La muchacha de la ropa blanca se despierta con la esperanza de que su familia la mire o simplemente le dirija la palabra. Ella no recuerda el porqué de sus descontentos, no tiene recuerdos de ninguna pelea e intenta una palabra suya... pero nunca lo logra.

 

Lara extraña los domingos de cocinar torta fritas con su mamá, ir a la feria de Mataderos a ver bailar a la gente mientras se ríe de lo mal que baila su hermano la chacarera y las charlas con su papá en el auto sobre las señales de tránsito porque algún día ella quiere estar sentada detrás del volante.

 

Sin embargo, no tiene recuerdo de ninguna discusión previa. Todos los días se la pasa vagando por su casa, todo el tiempo piensa: "¿qué hice mal?". Cree tener muy mala memoria ya que solo tiene recuerdos felices y borrosos, ninguno ni muy grave, ni muy insignificante.

 

Esta tarde escucha el ruido que indica que alguien está detrás de la puerta. Entonces, la conversación entre sus padres y la persona detrás hace que entienda todo.

 

Lara no recuerda, no amanece en su cama, simplemente se despierta en un marco de su cotidianidad y no entiende por qué siempre viste ropa blanca y prolija.

 

Cuando escucha el mensaje de pésame, entiende el llanto de su madre, el silencio de su padre, las caras que ve en su familia que le muestran un profundo dolor. Todo tiene sentido, ahora sabe que está muerta.