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La tragedia de Cromañón: un doloroso recuerdo de la negligencia

Este año se cumplen 20 años de la tragedia de Cromañón. Es por eso que Barbara, Valentina y Lucila se animan a recordar aquella noche trágica que hasta hoy sigue vigente.

Por: Barbara Robledo, Valentina Moscato y Lucila Ortuño

La tragedia de Cromañón es uno de los acontecimientos más dolorosos y significativos en la historia reciente de Argentina. Ocurrió el 30 de diciembre de 2004 en el boliche República Cromañón, en el barrio de Once, que había sido inaugurado en abril de ese mismo año. Estaba ubicado en una propiedad donde también funcionaba un hotel (Central Park Once) y un garaje.

 

Este incidente provocó la muerte de 194 personas y dejó más de 1.400 heridos. El suceso no solo marcó a los sobrevivientes y a las familias de las víctimas, sino que también tuvo profundas repercusiones en la sociedad argentina y en la legislación sobre la seguridad en espectáculos públicos.

 

Callejeros, la banda que protagonizó aquella noche, había tocado en el local algunos meses antes, en su inauguración. También se había presentado los días 28 y 29 de diciembre, y la noche del 30 se iba a realizar el último show que cerraría con esa serie de presentaciones. El local tenía una capacidad habilitada para 1.031 personas, pero se estima que el día de la tragedia había más de 3.000.

 

En una de las paredes del establecimiento había un cartel que decía: “Prohibido ingresar con fuegos artificiales”. Cabe recordar que en la década del 90 y principios del 2000, se empezó a poner de moda que las bandas compitan por ver cuál de ellas tenía más aguante o cuál era más “bengalera”. 



Crónica de las horas previas a la tragedia

 

Aproximadamente a las 20 h la gente comenzó a ingresar a Cromañon, y si bien muchas de las personas eran revisadas, había una gran multitud que no pasaba por el control. Por ejemplo, quienes pasaban al sector VIP o como invitados no atravesaban ningún tipo de registro.

 

Alrededor de las 22:35 h, luego de haber finalizado la banda de soporte Ojos Locos, Omar Chabán tomó un micrófono de cabina y dijo al público que dejaran de lanzar bengalas, que si seguían así iban a incendiar el lugar y que no había ventilación, que no iban a poder salir y se iban a morir quemados.

 

Sin embargo, sus dichos no calmaron a la gente. Al contrario, comenzaron a abuchearlo y a tratarlo de “ortiva”. Incluso, 10 minutos después, Callejeros se subió al escenario y Patricio Fontanet -cantante y compositor de la banda- pidió que hagan caso y que no tiraran más bengalas ni candelas.

 

La banda comenzó a tocar la primera y única canción que llegó a presentar esa noche. Una de las bengalas impactó en el techo, que estaba recubierto de una espuma inflamable y se incendió rápidamente liberando gases tóxicos. Chabán cortó el sonido y los músicos se dieron cuenta del incendio que se estaba propagando. En cuestión de segundos, Cromañón comenzó a llenarse de un humo negro y, al instante, se cortó la luz. El humo era tan espeso que no se podía ver ni respirar sin intoxicarse.

 

La gente estaba en completo pánico, buscaba una salida. Lo que, lamentablemente, iba a ser imposible para la mayoría. De seis puertas, cuatro estaban trabadas con pasadores metálicos. Los portones de ingreso estaban ya cerrados para que nadie que no tenga entrada pueda ingresar, y la puerta con el cartel de “Salida de emergencia” estaba con cadenas y candados.

 

La tragedia de Cromañón expuso una serie de negligencias y fallas estructurales en la gestión de locales nocturnos en la ciudad de Buenos Aires y en Argentina. En primer lugar, la sobreventa de entradas y la permisividad con la que se manejaban las normas de seguridad fueron factores determinantes. También, la corrupción y el soborno a funcionarios públicos permitieron que el local operara en condiciones que, claramente, violaban las normas de seguridad.

 

Omar Chabán, el propietario de Cromañón, y los miembros de la banda Callejeros fueron inicialmente los principales acusados. Sin embargo, la investigación también reveló la complicidad de inspectores municipales y de otros funcionarios que habían ignorado las condiciones peligrosas del local.

 

En 2009, Chabán fue condenado a 20 años de prisión, mientras que los miembros de Callejeros recibieron diversas penas. Este juicio y sus apelaciones prolongadas generaron un intenso debate sobre la justicia y la responsabilidad en tragedias de esta magnitud. Sin lugar a dudas, la tragedia de Cromañón tuvo un impacto inmediato y duradero en la normativa de seguridad en espectáculos públicos en Argentina. Se implementaron regulaciones más estrictas sobre la capacidad de los locales, el uso de materiales inflamables en la construcción y la decoración, y la existencia de salidas de emergencia adecuadas y libres de obstáculos. Además, se exigió la capacitación en seguridad y primeros auxilios para el personal de estos establecimientos.

 

El dolor y la indignación de los familiares de las víctimas también dieron lugar a la creación de organizaciones y movimientos que luchan por la memoria y la justicia, así como por la mejora de las condiciones de seguridad en los espacios públicos. La Asociación Civil Familias por la Vida, que trabaja para evitar que tragedias similares vuelvan a ocurrir, es un ejemplo de estos esfuerzos.

 

Queríamos dejar para lo último una reflexión propia sobre los hechos...

A casi veinte años de esta tragedia, nos sigue pareciendo importante transmitir información sobre lo ocurrido. Sabemos que muchos jóvenes hoy en día están interesados en saber en qué consistió la tragedia de Cromañon, y que muchas veces desconocemos las causas que dieron lugar a los acontecimientos significativos que nos rodean. Por la negligencia de los hechos, por la corrupción, por todos aquellos que hoy no están presentes, por esas familias que quedaron devastadas, por los cantantes y por los sobrevivientes. Queremos que siempre se recuerde esto que jamás debió haber ocurrido, pero que aún hoy nos hace reflexionar y entender muchas cosas. Una de ellas: que no queremos que ocurra nunca más una tragedia que nos involucre.