La historia de "Control", una banda de pibes del barrio
El sueño de la banda propia
Entrevista a los ex-integrantes de Control, una banda de rock hecha por chicos y chicas de nuestro barrio que intentó un camino difícil y hermoso: hacer música.
Por: Nahiara Rojo y Mateo Imberlina

La vida es un continuo movimiento. Vivimos y tenemos cambios en nuestras vidas y en las que nos rodean; algunos los esperamos y otros nos sorprenden haciéndonos improvisar. Esta nota se realizó ya hace unos meses cuando quisimos ir a conocer a cinco chicos que habían decido formar una banda a la que llamaron Control. Quisimos conocerlos porque la historia de ellos es la historia de muchos de nosotros que sueña con elegir la música como camino.
Valentino, León, Fran, Juli y Gastón son del barrio del Mataderos, van a un colegio de la zona y en su mayoría fueron influenciados e introducidos en la industria musical desde pequeños. Tal vez por eso crecieron con la idea de dedicarse a la música. Se encontraron que, entre amigos, ir detrás de un mismo sueño se podría hacer realidad.
De a poco fueron llegando las primeras notas que se transformaron en melodías y terminaron concretando un único y mismo sonido, Control. Arrancaron, como muchos, ensayando en una casa y luego, a medida que la banda iba tomando forma, pasaron a las salas de ensayo en las que eran conocidos como "La banda sin nombre". De hecho, su nombre surgió como de casualidad, en honor a los comandos de la computadora. Llegaron a tocar en ciertos bares conocidos en el ambiente de la música, con todas las complicaciones que tenían para que los dejaran tocar, sobre todo por ser tan jóvenes. La escuela también fue escenario y testigo del crecimiento del grupo.
Hoy los integrantes decidieron formar otros proyectos pero siguen siendo amigos y los une el mismo amor. Cuando les preguntamos por qué se separaron si se ve que se llevan tan bien y siguen siendo amigos, Julián nos contestó que cada uno tiene su estilo y no estaban conectando arriba del escenario: "preferimos que quede como una buena anécdota y seguir con la relacion de amistad sin generar roces."
Para terminar, nos quedamos con las palabras de Gasti: "las cosas no se pueden forzar. Algo que fue tan lindo es mejor terminarlo bien que terminarlo a las puteadas. Detrás de todo esto hay dos años de rompernos el lomo, de sueños, de trabajo, peleas, pero de ganas y de música."
Escuchá parte de la entrevista acá: