altobondi

ficciones

Capítulo 3


La escuela es un infierno/3

Por: Tobías Cabrera

| Arte: Sara Plencovich

Mi nombre es Carlos y estoy harto de todo: cámaras, policías, testigos, miradas. Todo.

 

Se piensan que son alguien para opinar, pero si supieran la escoria que era cada puta persona en esa escuela no dirían eso. Pero no. Mejor criticarlos porque ellos hicieron algo muy malo. ¿Y ustedes no?

 

Como saben, todos tenemos relatos, la verdad es como si fuera un guión: "Yo soy Pirulo y tengo un relato" y saben que en algunos casos todos somos muy cliché y no tiene nada de malo serlo, ¿verdad?

 

Antes de contarle mi relato tengo que decir que yo tengo bulimia, ¿qué es? Es un trastorno alimenticio en el que una persona come y luego se siente arrepentida y después se autoprovoca vómitos. La bulimia me acompaña desde antes porque en mi anterior escuela todos eran más flacos que yo, lo que me generó inseguridades y provocó que yo me hiciera eso.

 

El martes 23 pasó algo que me rompió por dentro: en la escuela estaban haciendo casting para una obra que harían el lunes 29, es chistoso porque la maldita obra no se hizo. ¿Qué pasó? La audición tenía un límite de peso para poder participar. Estas pruebas estaban hechas por los alumnos... ¿qué creen que pasó?

 

—¡Hola! Quiero audicionar para la obra.

—¿Vos para audicionar? No me hagas reír. La grasa se te va a caer en media obra— reía mientras me apuntaba con su dedo.

¿Quién era ella para hablar sobre mi cuerpo? ¿Por qué tenía que ser ella la que haga los castings? Destrozó el sueño de un chico que solo quería participar de una obra escolar. Además, a la hora de la verdad, los únicos que mirarían la obra sería los directivos y estudiantes ¿Con qué objetivo? Ninguno, ya que solo mirarían y juzgarían como siempre lo hacen.

 

Mi plan original era arruinar la obra, pero mis planes cambiaron demasiado, ya que es aburrido trabajar solo, cuando se puede hacerlo en equipo y no solo joder a una persona, sino a muchas más.

 

—¿No era obvio?

—¿Qué cosa?

—Chicas como esas jamás valoran a las personas con grandes sueños. Y necesitan una cucharada de su propia medicina ¿No creés?

—Decime qué hacemos.